Leona Vicario, benemérita de la patria: historia, valentía y reivindicación de la mujer insurgente
10 de abril de 2025

En la Mañanera del Pueblo, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum, la subsecretaria de Educación Básica, la Dra. Angélica Noemí Juárez Pérez, dedicó su participación a recordar la vida y legado de Leona Vicario, una de las mujeres más destacadas en la lucha por la Independencia de México y en la defensa de la autonomía política de las mujeres.
Durante su intervención, la subsecretaria invitó al público a imaginar a los héroes nacionales en su infancia y destacó la relevancia de una pintura de Leona Vicario a los cinco años, obra de Domingo Ortiz realizada en 1793. Esta imagen, actualmente conservada en el convento de las Carmelitas Descalzas en Valladolid, España, revela parte de la historia familiar de Leona: hija de Gaspar Martín Vicario, un minero español avecindado en Zacatecas, y Camila Fernández de San Salvador, criolla de Toluca.
En el video presentado durante la conferencia, se explicó que, gracias a su origen (pertenecía a una de las familias más acaudaladas de la Nueva España), Leona tuvo acceso a una educación privilegiada que más tarde pondría al servicio del movimiento insurgente. Nació el 10 de abril de 1789, aunque quedó huérfana a los 18 años, por lo que fue puesta bajo la tutela de su tío Agustín Pomposo, con quien tuvo diferencias ideológicas: mientras él defendía la monarquía española, ella simpatizaba con la causa independentista.
Leona se unió a la organización secreta “Los Guadalupes” y, aprovechando su posición social, colaboró como espía, correo y benefactora del movimiento insurgente. Diseñó códigos cifrados inspirados en los libros que leía, financió periódicos insurgentes y apoyó a las familias de los presos políticos.
En 1813 fue capturada y recluida en el convento de Belén. A pesar de los interrogatorios y la incautación de sus bienes, Leona no delató a ninguno de sus compañeros. Más adelante, escapó y se unió al movimiento de José María Morelos en Oaxaca, donde contrajo matrimonio con Andrés Quintana Roo. Durante varios años, ambos vivieron perseguidos por su participación en la insurgencia. En 1817, Leona dio a luz a su hija Genoveva en una cueva de Achipixtla, mientras se encontraba escondida.
Fue hasta 1821, con la consumación de la independencia, que Leona y Andrés fueron liberados. En 1813, el Congreso de Chilpancingo ya la había reconocido como Benemérita de la Patria. Más adelante, en 1827, hubo una iniciativa para nombrar una ciudad con su nombre.
Sin embargo, en 1831, el conservador Lucas Alamán intentó minimizar su papel al calificarlo de “heroísmo romancesco”, insinuando que su participación se debió exclusivamente al seguimiento de su esposo. Ante esto, Leona Vicario respondió con una contundente carta en defensa de la autonomía política de las mujeres, en la que afirmó:
“Confiese usted, señor Alamán, que no solo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres, que ellas son capaces de todos los entusiasmos y que los deseos de la gloria y la libertad de la patria no les son unos sentimientos extraños…”
La subsecretaria Juárez Pérez concluyó que Leona Vicario representa el compromiso de las mujeres con la historia de México y su capacidad para actuar con voluntad y conciencia propia. Su legado es una muestra de que las mujeres han sido protagonistas en la construcción de la patria desde sus inicios y su ejemplo sigue inspirando a las nuevas generaciones.
En palabras de la Doctora: “Leona Vicario es mi personaje favorito en toda la historia de nuestro país; en verdad le tengo una profunda admiración y gran respeto y cariño. Leona Vicario es mi modelo, porque ella pertenecía al primer círculo de la capital novohispana; era hija única, heredera de Gaspar Vicario, minero zacatecano; su tío, Agustín Pomposo, había sido rector de la universidad. Es decir, estamos hablando del primer círculo de la capital novohispana y aun así ella entregó todo por la causa independentista, no solamente en el suministro de recursos, sino también con el diseño de un código cifrado para poder hacer el envío de los correos, que es cuando la capturan y la amenazan con quitarle todos sus bienes. Ella dice, ‘no voy a decir nada ni de este ni de aquel, así me lleven al último suplicio’, y lo cumple: ‘aunque me amenacen con la muerte, no voy a delatar a ninguno de los Guadalupes’. Logra escapar, se va a los campamentos insurgentes, tiene a su familia en los campamentos insurgentes y es muy reconocida en su tiempo”.