Rosario Castellanos: mujer, poeta, madre, feminista, embajadora, profesora…
22 de mayo de 2025

En la conferencia matutina del jueves 22 de mayo, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, la subsecretaria de Educación Básica, Dra. Angélica Noemí Juárez Pérez, participó con la sección Las Mujeres en la Historia. En vísperas del centenario del nacimiento de Rosario Castellanos —a celebrarse el próximo 25 de mayo—, presentó la vida y legado de esta emblemática figura de la literatura mexicana.
La subsecretaria destacó que Castellanos fue escritora, poetisa, ensayista, dramaturga, periodista, profesora universitaria y diplomática, considerada pionera del feminismo en México. Subrayó que sus reflexiones sobre la condición de las mujeres mexicanas no solo rompieron con las convenciones del México de mediados del siglo XX, sino que aún hoy provocan una reflexión vigente y necesaria.
Antes de dar paso al video conmemorativo, la Dra. Juárez recordó que, en 1969 —un año después de la represión en Tlatelolco—, Castellanos escribió el ensayo La corrupción intelectual, donde afirmó que todo intelectual debe recibir “con la mayor integridad y fidelidad posibles, la herencia cultural que nos transmiten nuestros antepasados […] y asumir la tradición a la que pertenece”. Con ello, nos invitaba a recuperar voces, argumentos, historias y saberes del pasado. Así, Rosario Castellanos, sin saberlo, se convirtió también en parte de esa herencia cultural que hoy reivindicamos, al igual que a otras mujeres destacadas que cada jueves son recordadas en esta sección.
La subsecretaria también remarcó la defensa que Rosario Castellanos hizo de los pueblos indígenas y de las mujeres, y su persistente esfuerzo por alzar la voz en un mundo intelectual dominado por hombres. Su legado, añadió, servirá como guía para muchas niñas y mujeres que apenas la están descubriendo. Así, esta historia —su otra historia— comienza con su nacimiento hace 100 años.
En la cápsula proyectada, se mostró una entrevista en la que Castellanos afirmaba: “Yo creo que, si va a haber una Revolución femenina, no va a ser una cosa que simplemente reforme la superficie, que llegue realmente al fondo del problema”.
Nacida el 25 de mayo de 1925 en Comitán, Chiapas, Rosario vivió su infancia en una hacienda familiar donde fue testigo de la desigualdad que enfrentaban los pueblos originarios, experiencia que marcaría profundamente su obra. A los 16 años se trasladó a la Ciudad de México, donde estudió Filosofía y obtuvo en 1950 su maestría con la tesis Sobre cultura femenina, en la que criticó la perspectiva androcentrista de filósofos y escritores. En uno de sus textos escribió: “El mundo que para mí está cerrado, tiene un nombre: se llama cultura, y sus habitantes son todos del sexo masculino”.
A los 26 años recibió una beca para estudiar en Madrid. A su regreso, trabajó en proyectos de salud y educación en comunidades indígenas de Chiapas.
Durante la década de 1960, Castellanos combinó su vida personal con su carrera profesional: fue madre, esposa, profesora universitaria en México y Estados Unidos, y columnista del periódico Excélsior, donde publicó más de 500 artículos. En ellos desarrolló una crítica feminista aguda, preguntándose, por ejemplo: “¿Por qué dictaminamos con una ligereza que tiene algo de criminal que todas las mujeres, en principio, son aptas para ser madres?”.
El 15 de febrero de 1971 pronunció el célebre discurso La abnegación: una virtud loca en el Museo Nacional de Antropología, donde denunció la profunda inequidad de género en México. Su intervención fue ovacionada por las mujeres presentes, mientras que los funcionarios del presídium guardaron silencio.
En sus columnas también denunció el autoritarismo y las masacres estudiantiles de 1968 y 1971. Escribió:
“¿Quién?, ¿Quiénes? Nadie, al día siguiente nadie. La plaza amaneció barrida, los periódicos dieron como noticia principal el estado del tiempo, y en la televisión, en la radio y en el cine, no hubo ningún cambio de programa, ningún anuncio intercalado, ni un minuto de silencio en el banquete: pues prosiguió el banquete”.
Rosario Castellanos falleció el 7 de agosto de 1974, víctima de un accidente doméstico mientras se desempeñaba como embajadora de México en Israel. Fue una mujer valiente que escribió con inteligencia, humor y sensibilidad sobre lo íntimo y cotidiano, al tiempo que exigía el reconocimiento de las capacidades intelectuales y creativas de las mujeres, su libertad y desarrollo más allá de los roles tradicionales.
La cápsula concluyó con otra de sus entrevistas, donde señaló:
“Desde siempre he sido muy consciente de la forma de vida que es necesario adoptar para poder conciliar la feminidad —porque no creo que sea un bien renunciable— y la actividad intelectual o la carrera. Y hacer de eso un ser no desgarrado, como casi siempre han sido las mujeres que tienen una profesión, sino un ser en la plenitud del cumplimiento de sus posibilidades”.
Al finalizar el video, la Dra. Juárez retomó la palabra para subrayar que las conmemoraciones son una oportunidad para descubrir y reconocer. Citó a Castellanos en Mujer que sabe latín…, donde afirma que la historia “es el archivo de los hechos cumplidos por el hombre, y todo lo que queda fuera de él pertenece al reino de la conjetura, de la fábula, de la leyenda, de la mentira”. Así, las mujeres habían sido históricamente convertidas en mito, encerradas en espacios como el gineceo o el harén, o excluidas del ámbito religioso, político y académico.
A la par de estas denuncias, Rosario Castellanos imaginó un mundo distinto, uno construido con el otro. En su poema Poesía no eres tú, expresó:
“Porque si tú existieras, tendría que existir yo también. Y eso es mentira. Nada hay más que nosotros: la pareja, los sexos conciliados en un hijo, las dos cabezas juntas, pero no contemplándose (para no convertir a nadie en un espejo) sino mirando frente a sí, hacia el otro. El otro: mediador, juez, equilibrio entre opuestos, testigo, nudo en el que se anuda lo que se había roto. El otro, la mudez que pide voz al que tiene la voz y reclama el oído del que escucha. El otro. Con el otro la humanidad, el diálogo, la poesía, comienzan.” |
Así concluyó una intervención que rindió homenaje a una de las voces más poderosas de la literatura y el pensamiento feminista de México.