Matrimonio Civil en 1859: el inicio de la ciudadanía para las mujeres mexicanas
25 de septiembre de 2025

Durante la conferencia matutina, presidida por la presidenta Claudia Sheinbaum, la subsecretaria de Educación Básica, Noemí Juárez, presentó la sección Mujeres en la historia, dedicada en esta ocasión a la Ley de Matrimonio Civil, una de las Leyes de Reforma impulsadas por Benito Juárez. Esta normativa reconoció el matrimonio como un acto civil y estableció obligaciones y derechos iguales para ambos cónyuges. Para abrir el tema, la doctora Juárez lanzó una pregunta al auditorio:
“¿Cuándo creen que, por primera vez en nuestro país, una mujer pudo elegir libremente con quién casarse?”. |
Esta interrogante dio paso a otras igualmente profundas: “¿Cuándo adquirieron las mujeres, derechos dentro del matrimonio?” y “¿cuándo dejó de ser un destino fijado por la religión para convertirse en una elección protegida por el Estado?”.
A lo largo de la Colonia y la primera mitad del siglo XIX, el matrimonio en la Nueva España y en el México independiente era considerado un sacramento perpetuo. El divorcio estaba prohibido y se percibía como un acto inmoral, dejando a las mujeres sin salida frente a situaciones de maltrato o abuso. Este panorama comenzó a cambiar con los debates del Congreso Constituyente de 1857, cuando Ignacio Ramírez, “El Nigromante”, alzó la voz para exigir que se reconocieran los derechos de las mujeres. Sus palabras fueron contundentes:
“El proyecto se olvida de los derechos más importantes, se olvida de los derechos sociales de la mujer, no se piensa en su emancipación ni en darle funciones políticas. En el matrimonio la mujer es igual al varón y tiene derechos que reclamar que la ley debe asegurarle”. |
En ese contexto, la Ley de Matrimonio Civil de 1859, promulgada por Benito Juárez como parte de las Leyes de Reforma, marcó un parteaguas. El matrimonio dejó de ser un sacramento religioso para convertirse en un contrato civil basado en la voluntad de las partes, sujeto a la ley. Junto con la Ley de Registro Civil, esta medida transfirió al Estado la facultad de registrar nacimientos, matrimonios y defunciones, funciones hasta entonces reservadas al clero. Para las mujeres, significó un primer acercamiento a la ciudadanía, pues les otorgó herramientas legales para defender derechos propios y de sus hijos en el ámbito familiar.
Aunque la nueva legislación no contemplaba aún el divorcio, sentó las bases para normativas posteriores. El Código Civil del Distrito Federal de 1870 permitió la separación conyugal, abriendo resquicios legales que mujeres valientes aprovecharon para denunciar abusos. Un ejemplo emblemático fue el de Laura Mantecón, quien en 1886 reunió pruebas para solicitar la disolución de su matrimonio con el expresidente Manuel González. Aunque su petición no prosperó, visibilizó la necesidad de una reforma más profunda. Décadas después, mujeres como Hermila Galindo retomaron esta bandera, hasta que el divorcio se legalizó en 1917.
La expedición de la Ley de Matrimonio Civil en Veracruz, el 23 de julio de 1859, en plena Guerra de Reforma, constituyó un hito en la construcción de una sociedad laica y en la ampliación de derechos para las mujeres. A partir de ella, el matrimonio quedó bajo la autoridad civil, evolucionando conforme a los cambios sociales y culturales del país. Su promulgación formó parte de la Segunda Transformación, al quebrar el control eclesiástico sobre la vida privada y abrir un camino hacia nuevas conquistas jurídicas.
Al concluir la presentación, la subsecretaria Juárez subrayó que esta ley fue un paso crucial para que las mujeres comenzaran a ejercer derechos dentro del matrimonio y, con el tiempo, pudieran elegir incluso no permanecer en él si resultaba infeliz. Como símbolo de la Reforma, recordó que el primer registro civil de un nacimiento correspondió a una hija de Benito Juárez y Margarita Maza, convirtiéndose en un emblema de esa transformación histórica. La Reforma Liberal del siglo XIX, concluyó, sentó las bases para que las mexicanas continuaran, hasta nuestros días, ampliando el alcance de sus derechos y fortaleciendo su ciudadanía.