Gertrudis Bocanegra, la heroína de Pátzcuaro
9 de octubre de 2025

En la conferencia matutina presidida por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se presentó la sección “Mujeres en la historia”, a cargo de la subsecretaria de Educación, Noemí Juárez. En esta ocasión, la cápsula estuvo dedicada a Gertrudis Bocanegra, conocida como la heroína de Pátzcuaro. Antes de proyectar el video, la subsecretaria invitó al público a identificar la estatua femenina mostrada detrás de ella; una persona respondió correctamente que se trataba de Bocanegra. Su nombre, recordó Juárez, fue mencionado por la presidenta durante el Grito de Independencia del 15 de septiembre, junto con los de Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario y Manuela Molina, “la Capitana”. El 11 de octubre se conmemora un aniversario más de su fusilamiento, tras ser condenada por su participación en la lucha insurgente.
El video narró que María Gertrudis Bocanegra Mendoza nació el 11 de abril de 1765 en Pátzcuaro, Michoacán. Hija de un comerciante español y de una mestiza descendiente de un cacique indígena, tuvo acceso a una educación elemental gracias a la posición social de su familia. A los 19 años, y pese a la oposición paterna, se casó con Pedro Advíncula de la Vega, un miliciano mulato. Su unión, inusual para la época, reflejó desde temprano el carácter decidido y libre de Gertrudis.
Con el estallido de la Guerra de Independencia en 1810, su familia se unió a la causa insurgente. Una de sus hijas se casó con un coronel rebelde, y Gertrudis convenció a su esposo y a su hijo adolescente de enlistarse en las fuerzas de Michoacán. Ambos murieron en la batalla del Puente de Calderón en enero de 1811, donde también fue derrotado Miguel Hidalgo. A pesar de la tragedia, Gertrudis continuó activa en la insurgencia, dedicándose a tareas de mensajería, espionaje y reclutamiento de combatientes.
Durante años, Bocanegra operó en Pátzcuaro y Tacámbaro, recolectando armas, dinero e información, y persuadiendo a otros para sumarse al movimiento. En 1817 integró una red de conspiradores que planeaba tomar Pátzcuaro para apoyar la campaña de Xavier Mina. Sin embargo, fue capturada y sometida a interrogatorio. A pesar de las amenazas, nunca delató a sus compañeros. Fue condenada a muerte por apoyar la independencia, incurrir en sedición y conspirar contra la autoridad real.
El 11 de octubre de 1817, fue fusilada a los 52 años frente a un fresno en el centro de Pátzcuaro. Según los testimonios, antes de morir pronunció un discurso en el que llamó al pueblo a no rendirse y continuar la lucha por la libertad. En 1823, el Congreso Constituyente reconoció su contribución y otorgó una pensión a sus hijas, medida ratificada por el gobierno de Guadalupe Victoria. Aunque Gertrudis no llegó a ver la independencia consumada, su valentía se convirtió en símbolo del papel fundamental de las mujeres en la historia nacional.
Al concluir la proyección, la subsecretaria Juárez subrayó la importancia de recuperar la memoria de las mujeres insurgentes. Recordó que los castigos que sufrieron, como: confiscación de bienes, reclusión, fusilamientos públicos, representaron una forma de violencia física y simbólica, cuyo propósito era desalentar la participación femenina en la vida pública. Mencionó el caso de Carmen Camacho, a quien colgaron un cartel que decía “Por adicta a la insurgencia”, ejemplo de la estigmatización que padecieron. Estas mujeres fueron castigadas no solo por desafiar al orden colonial, sino también por trasgredir los roles impuestos a su género, muchas de ellas además indígenas, afrodescendientes o migrantes. Muchas de estas mujeres cayeron en el olvido. Y precisamente eso es lo que reivindicamos cada jueves: rescatar sus historias y honrar su memoria, concluyó la subsecretaria.