Elena Arizmendi, noble jefa de la Cruz Blanca Neutral


27 de noviembre de 2025

  • Su legado, claro ejemplo del humanismo mexicano: Juárez Pérez
  • Fundó la Cruz Blanca Neutral, bajo el lema “Por la humanidad”
  • Transgredió los límites sociales y políticos de su época: desde la atención directa a los heridos en batalla, hasta la defensa de los derechos de las mujeres latinoamericanas

La subsecretaria de Educación Básica, Noemí Juárez Pérez, dedicó la sección “Mujeres en la Historia” a Elena Arizmendi, una mujer que transgredió los límites sociales y políticos de su época: desde la atención directa a los heridos en batalla, hasta la defensa de los derechos de las mujeres latinoamericanas a través de la escritura y la creación de redes feministas.

Durante la Conferencia del Pueblo, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum, Juárez Pérez indicó que Elena, nacida el 18 de enero de 1884 en la Ciudad de México, se incorporó en plena Revolución Mexicana a la atención humanitaria, al percatarse que la Cruz Roja ofrecía una atención limitada a los revolucionarios heridos. Fue así como el 5 de mayo de 1911 fundó una organización a la que llamó Cruz Blanca Neutral, bajo el lema “Por la humanidad”.

Tras el triunfo de la Revolución maderista, Arizmendi colaboró con la sociedad de la Cruz Blanca Mexicana, que estaba encabezada por Sara Pérez de Madero como presidenta honoraria, labor que continuó hasta el golpe de Estado de Victoriano Huerta.

En 1923 fundó en Estados Unidos la “Liga de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas”, una organización destinada a defender el derecho al voto y la autonomía de las mujeres. La Liga contaba con una revista mensual llamada Feminismo Internacional, que se distribuía en librerías hispánicas de Nueva York.

A través de esta publicación, Elena dio voz a las reflexiones feministas en América Latina e invitó a colaborar a personalidades ilustres de distintas profesiones, destacando siempre sus aportaciones sociales y culturales.

Elena también exploró el terreno de la literatura, escribió una novela de tintes autobiográficos titulada Vida Incompleta: Apunte sobre mujeres en la vida real, que reflejaba sus propias experiencias y perspectivas. Un hito significativo ocurrió en 1928, cuando el gobierno de Plutarco Elías Calles impulsó una reforma al código civil que otorgaba a las mujeres igualdad jurídica.

Ante esto, Elena no dudó en expresarse a favor de la medida a través de la prensa mexicana, escribiendo con firmeza en defensa de los derechos de las mujeres “no es justo que los revolucionarios mexicanos, después de gritar en un mitin o por la prensa mueran los tiranos, al llegar a su casa dan una paliza a su mujer”.

Para finalizar, la responsable de la Educación Básica del país mencionó que Arizmendi buscó siempre un trato justo y humanitario para cualquier herido, un principio que partía de una convicción profunda: el humanismo. Por ello, subrayó, su legado es un claro ejemplo del humanismo mexicano.