Frida Kahlo, artista y revolucionaria


10 de julio de 2025

En la Conferencia Matutina encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum, la subsecretaria de Educación Básica, Noemí Juárez Pérez, participó en la sección Mujeres en la Historia con una semblanza dedicada a Frida Kahlo. En su intervención, la subsecretaria explicó que durante la década de 1970 emergió en México un fenómeno cultural conocido como “Fridomanía”, que redujo la imagen de la artista a una figura marcada por el sufrimiento físico y amoroso. Sin embargo, más allá de los estereotipos y del vínculo sentimental con Diego Rivera, Frida fue una mujer con firmes convicciones políticas y una voz artística profunda. En palabras de la propia Kahlo:

“Nací con una Revolución, que lo sepan, fue en ese fuego donde nací, llevada por el impulso de las revueltas hasta el momento de ver la luz, la luz quemaba, me abrazó por el resto de mi vida. Adulta, yo era toda una llama, soy de veras hija de una Revolución, de eso no hay duda, y un viejo Dios del fuego al que adoraban mis antepasados”.

La cápsula de video proyectada relató que Frida nació el 6 de julio de 1907, aunque ella solía afirmar que su año de nacimiento fue 1910, como un acto simbólico de filiación con la Revolución Mexicana. A los 14 años ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria, siendo una de las 35 mujeres entre más de 2000 estudiantes. Formó parte del grupo Los cachuchas, que desafiaba las normas de la época con rebeldía y humor. A los 18 años, un accidente de tránsito transformó radicalmente su vida: le provocó un dolor físico constante, pero también marcó el inicio de su obra pictórica como expresión de su experiencia personal y sufrimiento.

Durante los años veinte, Frida se incorporó al Partido Comunista Mexicano, donde entabló amistad con figuras como el revolucionario cubano Julio Antonio Mella y la fotógrafa italiana Tina Modotti. También conoció a Diego Rivera, con quien sostuvo una intensa relación amorosa, política y artística. Su imagen fue incluida en murales de Rivera, como los de la Secretaría de Educación Pública. Tras una estancia en Estados Unidos, regresó a México en un contexto de persecución a los comunistas. En 1936, fundó un comité de solidaridad con la República Española y, junto a otros intelectuales, solicitó al presidente Lázaro Cárdenas el asilo para León Trotsky y su esposa Natalia Sedova, a quienes recibió en el puerto de Tampico y hospedó en su “Casa Azul” de Coyoacán.

Frida y Diego impulsaron una visión de mexicanidad crítica frente al colonialismo cultural. Promovieron el arte precolombino, cultivaron especies vegetales nativas y Frida adoptó vestimentas tradicionales, especialmente del Istmo de Tehuantepec. Kahlo fue una mujer libre, valiente y transgresora: rompió con las normas morales de su tiempo, fue abiertamente bisexual y exploró en su obra temas como el aborto, la maternidad, el dolor y la muerte. La justicia social fue también una de sus preocupaciones centrales, como escribió en su diario:

“Tengo mucha inquietud en el asunto de mi pintura, sobre todo para transformarla para que sea algo útil no he pintado sino la expresión honrada de mí misma, pero alejada absolutamente de lo que mi pintura pueda servir al partido”.

En 1938, realizó su primera exposición individual en Nueva York, y al año siguiente André Breton la invitó a participar en MEXIQUE, una muestra en el Museo del Louvre en la que se expuso su autorretrato El marco. A pesar de su frágil salud, Frida continuó participando en marchas obreras y en actos del Partido Comunista. Denunció al fascismo y se manifestó, junto a otros intelectuales, contra la guerra y el imperialismo. Apenas once días antes de morir, se unió a la protesta contra el golpe de Estado en Guatemala, empujada en su silla de ruedas por Diego Rivera, con una pancarta que mostraba la paloma de la paz. Frida Kahlo falleció el 13 de julio de 1954. Su funeral se realizó en el Palacio de Bellas Artes y su féretro fue cubierto con la bandera del Partido Comunista, hecho que provocó polémica debido al creciente clima anticomunista de la época. Frida Kahlo:

“Siempre revolucionaria, nunca muerta, nunca inútil”.

Finalmente, la subsecretaria retomó el micrófono para concluir la participación. Señaló que, a inicios del siglo XX, se difundió la teoría del color, que planteaba una relación entre las emociones humanas y los colores. Para cerrar, leyó fragmentos del diario de Frida en los que la artista describe cómo cada color que empleaba en su obra respondía a sentimientos específicos. Con ello, se reafirmó que Frida Kahlo no solo transformó la historia del arte mexicano, sino también la manera en que las mujeres se narran a sí mismas desde el cuerpo, la emoción y la resistencia. Dejó testimonio de cómo comprendió el vínculo entre los colores que pintaba, las emociones que vivía y las tradiciones que promovía:

“Verde, luz tibia y buena, vieja sangre de tuna, el más vivo y antiguo, el café; color de mole, de hoja que se va, tierra amarillo; locura, enfermedad, miedo, parte del sol y de la alegría, azul cobalto; electricidad y pureza, amor, negro; nada es negro, realmente nada, verde hoja; hojas, tristeza, ciencia, amarillo verdoso; más locura y misterio, todos los fantasmas usan trajes de ese color, verde oscuro; color de anuncios malos y de buenos negocios, azul marino; distancia, la ternura también puede ser de ese azul y ¿ustedes? ¿de qué color ven su futuro?”