María Ignacia Riesch: Mujer admirable en el ejército liberal juarista
8 de mayo de 2025

En el marco de la Mañanera del Pueblo, dirigida por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, la subsecretaria de Educación Básica, Dra. Angélica Noemí Juárez Pérez, destacó la historia de María Ignacia Nazaria Riesch, una mujer que, lamentablemente, no ha recibido el reconocimiento que merece en la historia de México, a pesar de haber contribuido, combatiendo con las armas, a la defensa de la libertad y la soberanía de nuestro país durante la intervención francesa.
Al inicio de su intervención, la subsecretaria recordó que se conmemoraba un aniversario más de la Batalla de Puebla, acontecida el 5 de mayo de 1862, en la que el Ejército de Oriente, liderado por el general Ignacio Zaragoza, logró vencer a las tropas francesas. La victoria se comunicó rápidamente, por telégrafo, a la Ciudad de México, donde Zaragoza envió un mensaje con la famosa frase: “Las armas del supremo gobierno se han cubierto de gloria”. En medio de este ambiente optimista, el pueblo mexicano, acostumbrado a las adversidades, tenía la firme convicción de que lograrían el triunfo definitivo. La prensa jugó un rol fundamental, pues era el medio de comunicación más popular de la época. Varios periódicos nuevos fueron fundados, como La Chinaca y El 5 de mayo, y entre los temas que aparecieron en sus páginas no solo se encontraban los preparativos defensivos, sino también la organización de numerosas juntas patrióticas, en las que las mujeres participaron activamente.
En la proyección de la cápsula se narraron los hechos y las hazañas de la vida de María Ignacia Riesch. Nacida el 28 de julio de 1819 en Guadalajara, vivió y trabajó en la hacienda Atequiza, perteneciente a su cuñado, en la década de 1840. En este lugar, Ignacia llevó a cabo actividades rurales, propias de hombres, que requerían gran destreza física y tesón. Durante la década de 1850, en medio de las pugnas políticas e ideológicas entre los bandos liberal y conservador, y tras el inicio de la guerra de Reforma, Ignacia se alineó con el partido liberal y actuó como agente informante. A pesar de la victoria liberal, hacia finales de 1860 la amenaza de una intervención extranjera se hacía evidente. La coalición entre Francia, España e Inglaterra desembarcó en el puerto de Veracruz en 1861, exigiendo el pago de la deuda externa. Aunque una delegación mexicana logró que los españoles e ingleses se retiraran con la promesa de pago futuro, los franceses persistieron y marcharon hacia el interior del país con el objetivo de imponer a Maximiliano de Habsburgo como emperador.
El gobierno mexicano recibió el apoyo de diversos sectores de la sociedad, destacando la participación de las mujeres. Estas organizaron funciones de teatro para recaudar fondos para la causa liberal, confeccionaron uniformes militares y establecieron juntas patrióticas para recolectar y administrar recursos. Algunas mujeres, además, decidieron unirse a los campos de batalla para atender a los heridos. Sin embargo, Ignacia Riesch optó por tomar las armas para defender a México. Su valentía fue reconocida por el presidente Benito Juárez, quien la recomendó al general Ignacio Zaragoza, quien la incorporó a su Estado Mayor del Ejército de Oriente. Ignacia luchó en las Cumbres de Acultzingo el 28 de abril de 1862, donde resultó herida y capturada por las tropas francesas. Fue trasladada a Orizaba, donde sufrió vejaciones que dañaron su salud.
Ignacia fue víctima de violencias tanto físicas como simbólicas. Algunos testimonios físicos de la época la describen como una mujer de casi sesenta años y afirman que estaba mentalmente inestable por intentar emular al Cid, pero en versión femenina. La crítica no solo provenía de los conservadores y los franceses, sino también de su propio bando. Muchos hombres republicanos y liberales no podían comprender que una mujer decidiera unirse a la lucha. Todo cambió el 15 de enero de 1865, cuando el coronel liberal José Gómez Umarán, en presencia de Ignacia, vociferó que ella debía quedarse en casa, ocupándose de tareas propias de las mujeres. Estas palabras hirieron profundamente a la valiente mujer, quien decidió quitarse la vida ese mismo día. Conocida por el sobrenombre de “La Barragana”, Ignacia fue una mujer de gran coraje y firmes convicciones que defendió a su país en un momento histórico que exigía lealtad a los ideales.
Al finalizar el video, la subsecretaria exclamó la palabra ¡Admirable! tal como había comenzado su intervención. Sin duda, fue una mujer menospreciada y olvidada en la historia de México, que merece todo nuestro reconocimiento. La Dra. Juárez concluyó su intervención recordando que los ecos de la victoria del 5 de mayo trascendieron las fronteras de México. En varios países latinoamericanos, como Perú, Argentina, República Dominicana, Chile y Colombia, la victoria del Ejército de Oriente fue celebrada con alegría, ya que representaba una victoria para toda la comunidad hispanoamericana. En resumen, este 5 de mayo simboliza el derecho de todos los pueblos a defender su libertad frente a una invasión extranjera.